Desmintiendo mitos sobre la endodoncia: ¡no temas a este tratamiento dental!

La endodoncia, comúnmente conocida como tratamiento de conducto, es uno de los procedimientos más temidos dentro del consultorio odontológico. Esto no se debe a la realidad del tratamiento en sí, sino a la persistencia de mitos y desinformación que circulan entre pacientes, redes sociales e incluso generaciones.

Desde la idea de que es extremadamente doloroso hasta la creencia de que “matará” tu diente, la endodoncia ha sido víctima de una mala reputación que no corresponde a los avances actuales de la odontología moderna.

En este artículo, desmentimos los mitos más comunes para ayudarte a comprender por qué este tratamiento es, en realidad, una solución segura, eficaz y muchas veces necesaria para conservar tu salud bucal.

Mito 1: “La endodoncia duele mucho”

La verdad: La endodoncia no solo no debe doler, sino que su objetivo principal es eliminar el dolor.

El mito del dolor probablemente se originó en épocas pasadas, cuando las técnicas y los recursos anestésicos no eran tan avanzados como lo son hoy. Actualmente, el tratamiento se realiza bajo anestesia local altamente efectiva, lo que permite que el procedimiento sea completamente tolerable, e incluso cómodo para la mayoría de los pacientes.

En realidad, quienes acuden a consulta para una endodoncia suelen llegar con un dolor agudo e intenso provocado por una infección o inflamación en la pulpa dental. La endodoncia resuelve precisamente eso: elimina el tejido dañado, detiene la infección y alivia el dolor.

Mito 2: “Después de una endodoncia, el diente está muerto y ya no sirve”

La verdad: Aunque el tejido pulpar se elimina, el diente sigue teniendo función dentro de la boca.

El diente tratado por endodoncia puede seguir funcionando normalmente en la masticación, el habla y la estética. Aunque se elimina la pulpa (que contiene nervios y vasos sanguíneos), el diente se conserva estructuralmente, y gracias a técnicas de restauración modernas, como coronas o resinas reforzadas, puede mantenerse sano durante muchos años.

De hecho, el objetivo del tratamiento es preservar ese diente, evitando su extracción y asegurando la estabilidad de toda la arcada dental.

Mito 3: “Es mejor extraer el diente que hacer una endodoncia”

La verdad: Salvar un diente natural siempre es la mejor opción cuando es viable.

Extraer una pieza dental tiene consecuencias a largo plazo: desplazamientos dentarios, pérdida ósea, alteraciones en la mordida e incluso complicaciones estéticas. Además, reemplazar un diente perdido (ya sea con un implante, puente o prótesis) suele implicar procedimientos más costosos, invasivos y prolongados que una endodoncia.

Una endodoncia bien realizada puede conservar el diente durante décadas, lo cual es mucho más beneficioso tanto desde el punto de vista funcional como económico.

Mito 4: “La endodoncia causa enfermedades sistémicas”

La verdad: Esta idea, basada en estudios antiguos y desacreditados, carece de respaldo científico en la actualidad.

En los años 20, un dentista estadounidense postuló que los dientes endodonciados podrían estar relacionados con enfermedades crónicas. Sin embargo, investigaciones modernas han demostrado que no existe una relación causal entre los tratamientos de conducto y enfermedades sistémicas como el cáncer o las enfermedades cardíacas.

Cuando se realiza correctamente, una endodoncia elimina la infección y sella el diente de forma segura. La comunidad científica y las asociaciones odontológicas más prestigiosas del mundo, como la Asociación Americana de Endodoncia, respaldan este procedimiento como seguro y confiable.

Mito 5: “Una endodoncia siempre termina con complicaciones o fracturas”

La verdad: La durabilidad del tratamiento depende de múltiples factores, pero la tasa de éxito es muy alta.

Las complicaciones pueden ocurrir, como en cualquier procedimiento médico. Sin embargo, la tasa de éxito de las endodoncias supera el 90% cuando el tratamiento es realizado por un profesional capacitado y se siguen adecuadamente las recomendaciones posteriores.

Factores como una restauración definitiva adecuada (como una corona protectora), la higiene oral del paciente y las visitas regulares al odontólogo son determinantes en el éxito a largo plazo del tratamiento.

Mito 6: “La endodoncia es un proceso largo y tedioso”

La verdad: En la mayoría de los casos, el tratamiento puede completarse en una o dos sesiones.

La duración depende de la complejidad del caso, el número de conductos, el grado de infección o si hay tratamientos previos fallidos. Sin embargo, gracias a los avances tecnológicos como el uso del microscopio clínico, localizadores apicales y sistemas de instrumentación rotatoria, el tratamiento es más predecible, rápido y eficiente que nunca.

En resumen: la verdad sobre la endodoncia

La endodoncia es uno de los procedimientos más eficaces y conservadores de la odontología actual. Lejos de ser una sentencia, es una oportunidad: una forma de salvar un diente que de otro modo se perdería, con un alto nivel de seguridad, confort y éxito clínico.

La clave está en acudir a profesionales calificados, confiar en el diagnóstico y entender que un tratamiento bien hecho no solo resuelve el problema actual, sino que también previene complicaciones futuras.

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